miércoles, 30 de septiembre de 2020

Historia del Barraco de los Meses. Su origen. Los diques y su repoblación

La Familia de ingenieros de Montes altoaragoneses Pedro Ayerbe Allué, Benito Ayerbe Aísa y José María Ayerbe Vallés, que realizaron una destacada y pionera aportación a la hidrología forestal española durante el siglo XX. Esta aportación se produjo, en particular, en obras de corrección de torrentes y de aludes en el Pirineo de Huesca: en la cuenca alta del río Gállego (torrentes de Arratiecho, Arás, Arguisal, Escuer y Sía, así como la defensa del balneario de Panticosa) y en las cercanías de Canfranc (torrente de Los Meses, para la defensa de dicho pueblo, y las grandes obras de defensa de la Estación Ferroviaria Internacional de Los Arañones). Todas estas obras, de las que se presenta un abundante material gráfico, constituyen ejemplos extraordinarios del éxito de la corrección hidrológico-forestal después de décadas de funcionamiento.

La corrección del torrente de Los Meses (Canfranc)  está bien descrita por AZPEITIA (1922b, 1924), a quien seguimos en estos párrafos. 



Antes de las obras de corrección, Los Meses era un imponente torrente pirenaico en plena actividad, con frecuentes y grandes avenidas de lavas que tenían su origen en su cuenca superior y, más concretamente, en dos grandes erosiones abiertas en un horizonte de margas azules. Estas erosiones iban en aumento, con sus continuos desplomes y corrimientos de fondo y superficiales, y habían producido que la divisoria de aguas que separaba las cuencas con estas conchas de erosión hubiese desaparecido.

 

La villa de Canfranc, que estaba construida sobre el cono de deyección del torrente, se encontraba frecuentemente amenazada. Para hacer frente a tan angustiosa situación, los vecinos, por prestación personal obligatoria, debían participar en la construcción de un muro longitudinal que desviaba las aguas hacia el sur del municipio. Precisamente ese trabajo obligatorio, que debía desempeñarse un número de días al mes durante todos los meses del año, dio origen al nombre de este torrente



Realmente el muro tenía un efecto transitorio, al ser enterrado una y otra vez por el material sólido que traía el torrente en sus crecidas, por lo que tenía que ser constantemente recrecido, haciendo que la prestación fuera más onerosa y molesta. Por eso, y a la vista del ejemplo de la corrección realizada por Pedro Ayerbe en el torrente de Arratiecho en Biescas, los vecinos de Canfranc solicitaron la corrección del torrente  en el 1907 y dieron todas las facilidades para su realización. 

La corrección, asumida por la 6.ª División Hidrológico- -Forestal, fue proyectada y dirigida inicialmente por Benito Ayerbe, quien desde el principio fue muy consciente de las enormes dificultades que esta presentaba, aunque no dudó nunca del éxito final a pesar de los malos presagios que escuchaba. El que los trabajos de corrección se iniciaran en la cabecera del torrente causó un gran malestar entre los vecinos, quienes esperaban que se recreciera lo más rápido posible el muro, que para ellos era el garante de su seguridad. Esta incomprensión y este recelo se transformaron en grata sorpresa de alivio con la primera tormenta, cuando comprobaron que la carga de sólidos del torrente había disminuido notablemente. A los pocos años, seguros ya de la eficacia de las obras, los canfraneros pasaron del pesimismo acérrimo inicial al optimismo sin límites, lo que les llevó a solicitar nuevamente la entrada del ganado en los montes, con lo que mostraron que no habían entendido el papel que la recuperación de la vegetación tenía en la protección del suelo. 

S

Según el proyecto de corrección, el torrente se dividió en tres tramos: i) el inferior, que comprendía el lecho de deyección y la garganta hasta su bifurcación; ii) el medio, formado por el resto de la garganta con sus grandes erosiones, y iii) el superior, integrado por la cuenca de recepción. En el tramo inferior se construyeron tres diques de mampostería hidráulica, dos de retenida y uno de consolidación, y uno de mampostería en seco. Asimismo, se construyó una canalización de 95 metros de longitud y 6,3 metros de anchura, que arrancaba del primer dique hidráulico y terminaba en el inicio del muro que construían los vecinos. Además, se repobló con frondosas y coníferas (Salix capreae, Pinus nigra y Pinus banksiana) todo el lecho de deyección. 

En el tramo medio, que era el de mayor dificultad, por primera vez se ensayaron los encespedamientos artificiales, conocidos por los lugareños como entascamientos, del término tasca, con el que se designa en Aragón a determinados tipos de pastos de alta montaña. La práctica del encespedamiento consistía en arrancar tepes de césped, de 40 por 60 centímetros y 20 centímetros de gruesos, y colocarlos en las zonas más erosionadas, bien por fajas  en toda la superficie, fijados en el suelo mediante estaquillas. Con esta técnica se corrigió lo que podría denominarse como las paredes de la concha de erosión. En el cauce, por otro lado, se construyó un dique de mampostería hidráulica como base para los trabajos de canalización aguas arriba. En el ramal de la derecha se construyeron tres diques más y una canalización de 11 metros de longitud y 3 de anchura; en el de la izquierda, seis diques transversales y una canalización de 179 metros de longitud y 1,5 metros de anchura, con cincuenta y cuatro aletas o muros de mampostería en seco. En el tramo superior se realizaron los trabajos de repoblación, en una superficie de 30 hectáreas. En 1924 los trabajos de corrección estaban prácticamente terminados, a excepción de corregir la concha derecha de erosión y los trabajos de repoblación, que se habían visto retrasados por la resistencia, en ocasiones violenta, del pueblo de Villanúa al acotamiento al pastoreo del monte Gabardito y Patro.

Se dio por finalizado en su totalidad la repoblacion del Barranco en el 1937 a manos de Jose Maria.

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